Este es un adagio popular que nos da a entender que las compañías que buscamos dicen mucho de lo que somos como personas. Es importante que sepamos escoger bien nuestras amistades. No se trata de discriminar a otras personas, lo que pasa es que cuando andamos con personas que no son convenientes para nuestra formación integral, debemos alejarnos de ellas sin hacerles ningún desprecio.
La personalidad del ser humano se va formando en su infancia y juventud. Cuando eres adolescente, tu cuerpo no está formado de un todo, y mucho menos tu mente. Aún cuando se es un joven adulto, faltan muchas cosas por vivir y experimentar, para poder tener u perfil o personalidad desarrollada. Por ello es importante tener a nuestro lado personas que verdaderamente nos llenen de buenas cosas, nos formen, nos enseñen, nos ayuden a crecer interiormente.
Las malas conversaciones corrompen las buehas costumbres, esto lo dice la biblia y con ello Dios nos da a entender que cuando andamos con personas que no nos edifican que no nos construyen, sus conversaciones van dañando nuestros oídos e influenciándonos de tal forma que se nos van pegando sus malas conductas, sus malos hábitos.