Los jóvenes siempre creemos tener el mundo en nuestras manos, creemos que la juventud nos durará toda la vida, y que de todo lo que tenemos a nuestro alrededor podemos echar mano.
Todo lo novedoso siempre es atractivo ante los ojos, y aún más a los del joven; el joven vive una etapa de experimentación diferente a la de la infancia, pues va a muchos kilómetros por hora para conseguir lo que quiera, cosas aun muy peligrosas, muy dañinas, cosas en las que el daño y las consecuencias que traen son en la mayoría de los casos muy perjudiciales para etapas posteriores de su vida.
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora, pero a veces se quiere ir más allá de los límites, de los linderos de nuestra edad, y se experimentan cosas que no son el tiempo de vivirlas, o tal vez ningun tiempo es bueno para experimentar cosas que simplemente dañan y destruyen nuestra vida y la de cualquier persona de cualquier edad.
Muchos jóvenes experimentan el tener relaciones sexuales a temprana edad, y fuera del orden establecido que es dentro del vínculo del matrimonio, todo por la curiosidad de saber qué se siente, porque su círculo de amigos bromean y molestan al que no haya tenido nunca relaciones sexuales, o porque simplemente sienten que ya es el tiempo y que aman a la persona que tienen como pareja.
Luego de estos actos de locura vienen los resultados, porque todo acto que hagamos trae consecuencias. Nueve meses de un ser que no se pensaba traer al mundo, o más bien un mes y botarlo con una pastilla u otro procedimiento para quitarse esa carga de encima. Una enfermedad venérea como sífilis, gonorrea o hasta un sida. ¿Cómo será la vida de un adolescente de catorce años abriendo un papel en el que aparece como paciente positivo de VIH? sus sueños, sus metas, sus ganas de ser alguien en la vida los pierde por tomar una mala decisión y siente su existencia acortada.
Tal vez se entregaron ciegamente a la personan que decían amar, tal vez querían experimentar un momento de placer pero fuera de lineamientos establecidos por Dios de entregarnos a la persona con la que nos casemos.
Pero el joven no espera, se desafora, actúa alocadamente y en ese aturdimiento vienen los actos que nos pesan con el paso de los años. Por ese desenfreno han muerto jóvenes que en lugares de diversión nocturna han sido intoxicados con alcohol no acto para el consumo humano, o sobredosis de drogas; en una copa le echan una de estas pepas llamadas éxtasis u otras, y se aprovechan de los cuerpos a las que silenciosamente se los hicieron ingerir.
La pregunta es ¿qué queda después de una noche tan fatal? ¿Será que esto es verdadera diversión? ¿Será que la persona que te está ofreciendo droga para que la pruebes y luego seas su esclavo, te está brindando verdadera felicidad? ¿Será que el cigarrillo y el alcohol te hacen más hombre o mujer, o que tú joven siendo mayor de edad lo puedes hacer con mayor aprobación ¿qué resultado benéfico te dejan todas estas cosas?
Nos pasamos nuestra vida gastándola en cosas que no aprovechan. A veces escucho a gente de mucha edad diciendo “si yo tuviera diecisiete, si tuviera veinte”, pero ellos un día tuvieron esas edades y se les fueron esos años como agua entre las manos sin saber en qué invertían ese tiempo tan preciado de sus vidas.
No te apresures a experimentar lo que no corresponde a tu tiempo, no busques conocer cosas que ni a tu edad ni a una mayor convienen y aprovechan, porque solo destruyen, porque solo dañan, porque arruinaran las cosas maravillosas que Dios tiene preparadas para ti.
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;” Eclesiastés 12:1
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